Hay ciertos datos que te hacen presentir que Neptuno es el planeta indicado.
Ordenás poner rumbo al octavo planeta del Sistema. Los propulsores realizan un
leve giro a la derecha y emprenden la marcha.
Preguntas por el teletransmisor cómo se hallan los pasajeros y las respuestas
son favorables... y alentadoras: ha nacido el primer niño a bordo de la nave, el
primer niño de nacionalidad espacial.
En las pantallas de mando ya se divisa la azulada esfera. Una línea más oscura
marca el ecuador.
Van disminuyendo la velocidad a medida que se acercan. Cruzan el límite
atmosférico y se disponen a aneptunizar. El cielo es límpido y profundo; no hay
nubes sino ciertos cirros fluorescentes salpicados en el océano atmosférico. |
La superficie parece un inmensa pradera escarchada, con montículos de hielo
acelestado, más bien de un líquido pastoso muy brillante.
Aterrizan. Un grupo de esteronautas te acompañan a investigar. Los trajes
electromagnéticos evitan que se congelen a causa de las bajísimas temperaturas
allí reinantes. Luego de caminar unos pasos y transponer un alto montículo, con
sorpresa observan lo que en la Tierra llamaban “plato volador”.
Entran en la nave a investigar
Aguardan fuera del platillo
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