Hola. Soy un antiguo Guía de la
patrulla Zorra. No sé por qué le pusimos así,
zorra en vez de zorro. Supongo que fue para
jorobar, como una broma. Cuando la creamos, no
entendíamos bien de qué se trataba esto de los scouts.
Pero hoy día mantiene ese nombre, "Zorra" y lo
defendería si fuese necesario con mi propia vida.
Así que nada de sonrisas burlonas ni suspicacias ni
risitas a escondidas.
Hoy estoy aquí, encerrado en esta
especie de estómago de la montaña, gracias a una serie
de decisiones arriesgadas que tomé cuando todavía no me
crecía la barba. Los cinco patrulleros que me
acompañaban quedaron fuera, incluyendo a mi Subguía Germán.
Supongo que habrán tratado de rescatarme de muchas
formas, hasta que entendieron que nada más podía hacerse. No los culpo.
Dicen que los Guías de Patrulla debemos cuidar el bordón como
si de nuestra novia se tratase. Por lo menos eso lo he hecho bien.
El banderín amarillo y verde es el único ser vivo que me acompaña en esta
terrible prisión solitaria, además de los insectos, lagartijas y plantas que uso
de comida a diario. Aunque no me gusta pensarlos como cosas vivientes.
Son comida... sólo comida que anda por aquí y allá.
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Con la única criatura inteligente que converso, aunque suene a
que estoy loco, es con mi bordón. Él sabe escuchar y me aconseja a menudo.
Si no tuviese su compañía, habría muerto hace tiempo.
Pero lo que una y otra vez me pregunto sin encontrar respuesta
cierta, es qué hubiera pasado si, en vez de tomar las tres o cuatro decisiones
que terminaron trayéndome aquí, hubiese decidido distinto...
Darle vueltas a esa idea inútil me enloquece. ¡Me
enloquece! Pero tal vez vos puedas ayudarme; ponerte en mi lugar, sentir
lo que yo sentí hace tantos años e intentar otros caminos.
Aunque sea a través tuyo, quizás pueda conseguir mi libertad.
Ayudame por favor. Quiero hacer el grito de patrulla a los cuatro vientos
y que no me oiga este maldito eco inerte hablado por la roca. Quiero
tocar el pasto y correr en línea recta sin que se acaben las distancias, besar
el perímetro entero del mundo con mis pies descalzos una y otra vez. ¡Ahhhh!
ayudame por favor - favor, favor, favor, ...- repitió el eco.
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