Contando con los equipos técnicos de avanzada y los trajes termoimpermeables, no
te dejarás amedrentar por uno cuantos grados bajo cero. Están en Saturno y lo
investigarán.
Luego de diez minutos de caminata, te detienes a recoger muestras de pedregullo
metálico que refleja la luz de la pequeña figura del Sol, perdida en el
firmamento. Es entonces cuando observás a través del visor del casco, una manada
de bolas de peluche marrones con patas que se dirigen hacia ustedes.
¡Son Saturninos! Nunca imaginaste que fueran así. Estas simpáticas pelotitas
producen una especie de piar y caminan a pequeños pasos y saltitos. Uno de ellos
se te acerca a la pierna y excrementa una pasta mantecosa sobre tu bota. |
Te sientes agredido. El saturnino redondo no se mueve de al lado de tu bota. En
una fracción de segundo sientes el impulso de patearlo para que entienda que no
debe defecar sobre vos...
Lo pateás
Sólo te limpiás la bota
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