Consideras que hay más posibilidades dirigiendo la flota hacia el lado de
Plutón, pues encontrarán en el camino más planetas que los que encontrarían
yendo para el lado contrario.
La melancolía por todo lo que quedó atrás en el tiempo se abre paso en la
fortaleza de espíritu que demostrás día a día al desempeñar tu función de
comandante y al cargar sobre tus espaldas con la responsabilidad de 10.000.000
de vidas, diez millones de seres humanos que han depositado su confianza en ti y
dependen de las decisiones que tomes en el transcurso de este viaje
interestelar.
Estás sentado en el sillón de mando, a tu derecha, los controles de la nave
principal a la que comandas; a tu izquierda, los intercomunicadores y los
botones de alarma para emergencias. Han viajado dos semanas y recién se puede
divisar a lo lejos el planeta rojo, Marte. Sus dos satélites (Fobos y Deimnos)
casi no se ven, siendo sólo captados por el radar de largo alcance; pero de
repente, la pantalla de la computadora se llena de puntos. Están en medio de las
órbitas marciana y jupiteriana. Allí giran a grandes velocidades alrededor del
Sol cientos de asteroides de tamaño no más grande que la península Ibérica. |
Estos pequeños planetoides impedirían realizar un giro de 98º, que sería
necesario para alcanzar Marte, pues al disminuir la velocidad y maniobrar para
cambiar marcadamente de rumbo, cabría la posibilidad de que alguna de las naves
impacte contra alguna de estas rocas espaciales, explote y produzca una reacción
en cadena.
Se alejan pues definitivamente de Marte, que va quedando atrás. Las expectativas
de vida allí eran elevadas, pero el retorno por el cinturón de asteroides no se
muestra alentador, así que seguirán adelante.
Ahora se acerca Júpiter, el gigante del sistema Solar. Luego de tanto viaje,
sería lindo aterrizar y conocer otro mundo donde quizás se pueda vivir. Pero vos
sos el jefe y podés decidir no detenerse y continuar viajando...
Ajupiterizar
Seguir viaje
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