Mercurio debe de estar muy calentito, por lo que apuntarán sus naves hacia el
lado de la órbita plutoniana.
Encendés los propulsores CEC para viajar velocidades superiores a la de la luz y
todo se ve distinto.
Atraviesan el espacio a enormes trancos. Sólo pueden seguir el rumbo por
computadoras, ya que la visión exterior los engaña.
Se acercan rápidamente al planeta rojo y decides disminuir la marcha para llegar
a él. Inesperadamente, los controles no hacen caso a tus instrucciones. Una
falla en los sistemas no les permite reducir la velocidad, y continúan así hasta
que en ingeniería dan solución al trastorno. |
Entre tanto, en las horas que estuvieron trabados los propulsores, las naves se
alejaron en demasía del punto fijado. Cuando adquieren velocidad crucero (unos
120.000 km/h) se avistan ya Plutón y Caronte, su enorme luna.
Continuar
|