Tu espíritu de aventurero te obliga a aterrizar en aquel misterioso e
inexplorado planeta, Venus.
Al ingresar en la atmósfera se pierde por unos momentos la visibilidad; ya a
unos 1000 metros del suelo, se descubre ante vuestros maravillados ojos un
desolado pero bello mundo de gris tierra y brillantes rocas, grandes cráteres y
extrañas montañas trapezoidales surcadas por estilizados ríos de fluorescente
transparencia verdosa.
Parece ser un buen lugar para vivir; el único y grave problema sería el
alimento, pero de alguna forma se arreglarán.
Los instrumentos indican 42ºC de temperatura y una atmósfera levemente más densa
que la de la Tierra; unas mascarillas de oxígeno sistema alfa bastarán.
Han avenizado; tú pisarás por primera vez la superficie; te sientes responsable
de las vidas de todas las personas que te acompañan, diez millones de personas.
Tu huella se imprime sobre la arenisca venusina. Descienden luego algunos
esteronautas y, una vez finalizado el reconocimiento, empiezan a bajar los
civiles.
Todo marcha en orden pero... un extraño sonido a resquebrajo tambalea la firme
estructura de algunas naves. Cada vez el ruido se hace más persistente y va
transformándose en zumbido. El chillido más y más insoportable hace vibrar las
naves al punto de desfigurarlas. Y poco después, estallidos y más estallidos
terminan con 89 unidades de la flota, desintegrándolas por completo, junto con
sus tripulantes y pasajeros. |
Los heridos siembran la planicie gris. Un hedor extraño se filtra por tu
mascarilla. La sangre mancha muchas rocas y el dolor ha vuelto ha hacer presa de
tu alma.
Te reunís con los ingenieros y se comprueba que las 89 naves destruidas eran las
de primera generación, construidas en base a una aleación de cobalto y cerio. Es
ese el mismo material de los ladrillos que han acarreado en las bodegas para
construir los refugios en el planeta que se decidiera habitar.
No encuentran el motivo que pudiera relacionar a la aleación mencionada con lo
ocurrido; es estable y poco atacada por cualquier agente atmosférico de los
detectados en el lugar; pero también se ha convertido en el único factor común
entre las naves que sufrieron el desastre.
Cómo continuarán... hay mucha gente angustiada y muy asustada, aguardando
instrucciones tuyas. Una opción podría ser el armar los refugios empleando la
tierra venusina –consistente y moldeable- para evitar nuevas reacciones
desintegradoras como las ocurridas (suponiendo que realmente sea la aleación lo
que falló). Otra, sería despegar y marcharse de Venus.
Quedarte en Venus
Marcharte
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