TROPA
RAIDER COMPAÑÍA DE JESÚS
La TR Compañía de
Jesús está integrada por cuatro patrullas.
Cada patrulla tiene
un Guía, un Subguía y sus Patrulleros. Las edades de los
muchachos van de 14 a 17 años.
PATRULLA ARAUCANOS
Luchando por la verdad de Dios
PATRULLA HUARPES
Perseverancia y Lealtad
PATRULLA GUAYCURÚES
Capaces y aguerridos
PATRULLA PAMPAS
Osados y sigilosos
ver foto TR 2016,
foto TR 2017
Patrono: San Francisco Javier.
Oración:
Señor Jesús, enséñame a ser generoso, a servirte como Tú lo mereces, a
entregarme a Ti sin reservas, a combatir sin preocuparme en las dificultades, a
trabajar sin buscar reposo y a sacrificarme sin esperar otra recompensa, que la
de hacer tu Santa Voluntad. Así sea.
Metodología: los Raiders trabajamos con el Sistema de Patrullas
y el de Empresas. Como marco
místico mantenemos vivos los nombres, costumbres y memoria de los antiguos
habitantes de nuestra tierra, nuestros indios.
Integrantes de la Tropa
Ernesto Adolfo - Compromiso Juan Francisco - Compromiso Dylan - Investido Ezequiel Emiliano - Investido Ezequiel - Raider Promesado Teo - Raider Promesado Juan Martin - Raider Promesado Marcos Adrian - Raider Promesado Jonas - Raider Promesado Matías - Raider Novicio Emir - Raider Aspirante Facundo - Raider Aspirante
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Los dirigentes son:
JTR - Mangosta Compañero
SJTR - Narval Denodado
ATR - Facundo Tortorelli
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La progresión
de Tropa Raider es como sigue:
La
bibliografía básica de la Tropa Raider es la siguiente:
Historia:
En el año 1994, luego
de existir yendo y viniendo por las actividades de 1993, se
abrió oficialmente la Tropa Raider, durante el primer
campamento anual, Tandil 1. En ese entonces la integraban
cuatro muchachos: Perro Sereno, Nicolás Ontano, Juan Pablo
Cusa y Gabriel Grun.
Al finalizar el acampe pasaron a integrar el Clan Rover "San
Patricio" -que también fundaron-, cerrándose temporalmente
la Tropa. Hubo que esperar dos años y medio hasta que en
1996 la unidad fue reabierta. A cargo estaba Lobo Tenaz.
La Tropa Raider Compañía de Jesús fue creada pues en la
segunda mitad del '96, después de que en una ceremonia se
realizara el pase de los muchachos integrantes de la
Patrulla Jaguar de la Tropa Scout (León Místico, Mandril
Tenaz, Oso Humilde, Caburé Abnegado y Jorge Solórzalo). Desde esa fecha hasta la actualidad sigue la historia... y
continúa... cada vez que oigas retumbar los suelos y se
sienta esa vibración característica transportada por el
viento, sabrás que estás cerca de la Tropa Raider...
combatiendo por el Señor y muy grossos.
Kinganguli:
La Tropa Raider ganó 3 veces hasta ahora el mágico sombrero KINGANGULI, en
los fogones
de Tandil 3, Nogolí 3 y Areco 2013.
Licencias de
Servicio
Mandril
Tenaz
León
Místico
Coyote
Compañero
Pantera
Alerta
Mapache
Leal
Lince
Intrépido
Lobo
Iluminado
Bisonte
Cortés
Dragón
Sagáz
Alazán
Valeroso
Pantera
Auténtico
Jaguar
Guía
Ciervo
Puro
Águila
Abnegado Azor
Autentico
León Genuino
Serval Firme
Camaleón Ocurrente
Christian Monasterio
Lechuza Fuerte
Leopardo Aventurero
Del pueblo Araucano:
Primitivos
pobladores de las regiones meridional y sur de Chile, los araucanos o mapuches
—como se llamaban en su propia lengua— ante la presión de la conquista española
comenzaron a cruzar en forma pacífica la cordillera andina. A través de
Neuquén, por inmigraciones constantes y sucesivas, llegaron a ocupar —a
comienzos del siglo XVIII— la llanura pampeana y el norte patagónico. Se afirma
que los primeros contactos entre los aborígenes chilenos y los pehuenches y
pampas se debieron a que los mapuches precisaban los caballos de nuestros
aborígenes para enfrentar a los conquistadores europeos. Establecidos en el
territorio argentino, los araucanos —al adaptarse al medio— sufrieron un proceso
de trasformación y abandonaron su cultura agrícola por formas nómades, afectas
al pillaje, cazadores y semipastoriles. Dieron origen a un proceso de cambio
étnico en las llanuras que ocuparon, al fusionarse con sus anteriores pobladores
e imponer su idioma.
Por lo expuesto se considera que los "araucanos argentinos" formaron parte
de un conglomerado de huárpidos montañeses y patagónicos pampas. Su aspecto
físico variaba según las regiones, así D'Orbigny afirmó que los pampeanos eran
altos y de complexión atlética, pero estudios efectuados en zonas de la
provincia de Buenos Aires los señalan bajos y gruesos. Habitaban el
característico toldo pampeano, cubierto con cueros cosidos de caballo o de vaca
y con divisiones internas a modo de compartimientos. Vestían dos mantas, una
sujeta a la cintura y otra para cubrirse, como un poncho; usaban el cabello
largo que unían en dos trenzas y calzaban la bota de potro. Sus armas ofensivas
fueron la lanza larga, la honda y la boleadora y las defensivas, una especie de
casco y chaqueta de cuero. El matrimonio se realizaba por compra de la novia y
admitía la poligamia. Practicaban la magia hechicera y curaban enfermedades con
diversas yerbas, en ceremonias donde sacrificaban animales.
De los pueblos Huarpes:
Desaparecidos como pueblo hace largo tiempo, los
huarpes ocuparon las actuales provincias de San Juan, Mendoza y San Luis,
denominados —según el territorio que habitaron—allentiac, millcayac y
puntanos, respectivamente.
Altos y de complexión muy delgada, eran indios de vida
sedentaria que cultivaban el maíz, la quinoa y plantas silvestres de la amplia
región cuyana. También se
ocupaban de la caza de venados en extenuantes caminatas, y de la pesca en
riachos y lagunas, para lo cual fabricaban rústicas balsas con tallos de juncos
sujetos con ataduras. Habitaban
sencillas viviendas de piedra en las zonas montañosas y especies de ranchos,
con paredes de varillas y barro, en las llanuras. Conocieron
la cerámica y la cestería con paja trenzada.
En su comportamiento social practicaban el levirato y el
sororato y en el aspecto religioso, creían en un dios supremo –Soychú- cuya
morada ubicaban en la cordillera andina y al que rendían ofrendas cuando se
internaban por los senderos montañosos. En
homenaje a su divinidad central, los huarpes enterraban a los muertos con el
cuerpo extendido y la cabeza orientada hacia las altas cumbres.
También creían en otras deidades menores.
De los pueblos Guaycurúes:
Habitaban la parte oriental y meridional del Chaco y
comprendían a su vez los pueblos que en tiempos de la conquista y colonización
hispánica se denominaban, abipones, payaguás, mocovíes, tobas, pilagáes y
bayáes.
Eran indios altos, de anchas espaldas, vigorosos y de
agradable presencia. Debido a la abundante vegetación del territorio en
que vivían se dedicaron especialmente a la recolección de variados frutos
agrestes, como el chañar y la algarroba. Gustaban de la miel y de toda
clase de animales pequeños, entre ellos, las langostas, que comían asadas.
Practicaban la caza de venados y del avestruz; además la pesca con redes y
arpones.
Su vivienda era la choza ovalada, hecha con ramas y cubierta
de paja, aunque también levantaban precarios paravientos. En invierno
vestían un manto de pieles de nutria con la superficie externa pintada de líneas
rojas, o bien un delantal tejido sujeto a la cintura. Acostumbraban a
tatuarse el rostro, a introducir tarugos en el lóbulo de la oreja y a llevar
plumas y variadas pulseras. Sus armas eran el arco, la flecha, la lanza y
la macana.
Conocieron la alfarería y fabricaron vasos con dos asas
verticales para almacenar y trasportar agua. Tenían sencillos telares
donde hilaban fibras vegetales y algunas lanas.
El matrimonio se realizaba por compra de la mujer y la
familia era generalmente monogámica, aunque los caciques practicaban la
poligamia. En materia religiosa existió un principio de creencia en un
ser superior que está presente en el universo, aunque predominaba la magia y
las prácticas supersticiosas.
De los pueblos Pampas:
Las referencias a este pueblo no son muy abundantes,
por cuanto desaparecieron a mediados del siglo XVIII, debido en gran parte a la
invasión araucana, que procedió de Chile. Los antiguos pampas habitaron las
grandes llanuras de nuestro territorio —de ellas tomaron su nombre—
comprendidas entre los ríos Salado y Desaguadero hasta el Atlántico y
especialmente las sierras del sur de la provincia de Buenos Aires.
El grupo con referencias más antiguas fue el de los querandíes, que avistaron
los descubridores españoles y poco después los expedicionarios de Pedro de
Mendoza. Constituyeron la zona étnica oriental del pueblo que nos ocupa y
habitaron una región con centro en Buenos Aires. En términos generales
se considera a los pampas divididos en dos grandes sectores o conjuntos
tribales, que en lengua indígena fueron: uno el taluhet en la zona norte y este
del área de dispersión, y otro el dihuihet que ocupaban la región occidental
y sur.
Altos y corpuler!tos, y también hábiles corredores, los
pampas —antes de conocer el caballo— se dedicaban a la caza de venados,
guanacos y ñandúes, que en aquellas épocas eran abundantes por las llanuras
centrales de nuestro territorio. Tenían por costumbre beber la sangre del
animal recién muerto. Utilizaban la boleadora y en la guerra, sus armas
eran el arco y la flecha. Al margen de la caza, también se alimentaban
con semillas y frutos silvestres.
Habitaron un simple paravientos y se vestían con la manta
patagónica o "quillango". Trabajaron la piedra y hacían
raspadores, cuchillos y puntas de flechas. En la región poblada por los querandíes
se han encontrado cerámicas con decoraciones geométricas.
Poco sabemos con respecto a las ideas religiosas. Creían en
un dios superior -Soychú- y en un espíritu maligno llamado gualichú. Se
respetaba a los magos o shamanes, que ayudaban sus tareas hechiceras con
sonajeros y tamboriles. El matrimonio se efectuaba —al igual que en otros
pueblos— por compra de la novia.
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