Vida de San Patricio
RESUMEN
Cuando era pibe, San
Patricio vivía en la costa norte francesa -o
en la costa sur escocesa o inglesa, no se
sabe con exactitud-. Nació en el año
372 y tuvo dos hermanas.
A los 16 años, una horda de
piratas irlandeses irrumpió en el pueblo,
matando gente y llevándose a los jóvenes
para venderlos como esclavos. A San
Patricio le mataron a sus padres y los
secuestraron a él y a sus hermanas.
Lo vendieron en Atrim, al
norte de Irlanda y su patrón esclavista le
encargó el pastoreo de las ovejas.
Vivió así seis años, rodeado de un ambiente hostil y sumergido en la pobreza
y la humillación. Patricio era
cristiano y hallaba
fuerzas rezando mucho, incluso oraciones
que él mismo inventaba.
Por entonces en Irlanda se profesaban creencias
politeístas.
A los 22 años Patricio logró escaparse,
siguiendo una especie de premonición que
tuvo entre sueños. Anduvo enormes
distancias cruzando Irlanda y logró subir a
un barco que zarpaba hacia el continente
europeo. Durante el tiempo vivido en
la isla, pese a trabajar como esclavo, había
logrado conocer al pueblo irlandés y les
guardaba afecto.
Siguió su vida en Francia,
donde decidió prepararse para ser cura, con
la firme intención de volver a Irlanda un
día y llevar la fe cristiana a esa tierra:
esta intención fue clave en su vida y es
por ello -por lo que hizo en pro de cumplir
sus sueños- que hoy se lo recuerda con
afecto.
Así que San Patricio se hizo
cura, luego obispo y logró el permiso del
Papa para viajar hacia Irlanda con un equipo
de sacerdotes.
Hicieron el viaje, tuvieron
serios problemas para desembarcar -no los
dejaban-. Después de varios intentos
fallidos, consiguieron hacerlo por la costa
norte del país. Era el año 432.
Al poco tiempo enfurecieron
al alto rey de la isla, por no obedecer
costumbres que hacían a la religión
irlandesa de entonces y fueron llevados ante
el mismo rey para ser ¡sacrificados!
Pero Patricio, que estaba a
cargo de la expedición, pidió hablar con el
monarca antes de que los maten. Él
conocía bien las costumbres paganas y la
cultura de aquel pueblo. Con una
capacidad de convencimiento increíble, San
Patricio logró interiorizar al rey en los
motivos del cristianismo y de las cosas
buenas y útiles que la religión cristiana
profesaba. El efecto de aquella charla
fue tal, que el monarca decidió, no sólo
perdonarlos, sino también permitirles que
evangelizasen a su pueblo. El rey dijo
a Patricio que él mantendría la fe heredada
de sus padres, mas estaba convencido de que
la misión que llevaban los sacerdotes
cristianos era pacífica, por lo que les
otorgaba permiso para predicar libremente el
cristianismo en todo el reino y los
autorizaba a construir las iglesias y
monasterios que juzgasen convenientes.
Desde ese momento San
Patricio y su equipo se dedicaron a recorrer
el país. En unos años, la religión
cristiana se había extendido por cada confín
de Irlanda, los jóvenes llegaban a montones
para formarse como sacerdotes y las jóvenes
como monjas.
San Patricio solía bendecir
los sitios naturales adorados hasta ese
momento por la gente, y así lograba ir
transformando esa veneración pagana en
veneración a Dios.
Falleció el 17 de marzo de
462 en Irlanda, luego de vivir intensamente,
una vida digna de santidad, de una persona
que nos ilumina, donde quiera que esté.
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