Era Tandil 1, el primer
campamento largo de grupo desde que SanPa había
vuelto a funcionar en el '92. Como
acostumbramos en el grupo, los dirigentes de
cada rama - en mi caso la Tropa Scout - comíamos
con los muchachos; no probábamos otra cosa.
Cada patrulla se encargaba
de invitar a uno u otro dirigente, para la cena
o el almuerzo. Si no te invitaban (y no
les avisabas), te quedabas sin comer. Pero
eso en general no ocurría.
Los scouts de la Pantera,
Murciélago y Zorro, como no eran muchos para el
acampe (serían unos diez), armaron dos patrullas
especiales durante el trayecto en tren hacia
Tandil, por indicación del entonces JTS, Puma
Silencioso. La León y la Castor.
Y así fue que jornada tras
jornada, los muchachos de la Tropa San Vicente
Pallotti, a fuerza de pruebas, errores y
aciertos, fueron terminando de convertirse en
grandes chefs de campo.
Además de las muchas
delicias que poco a poco fueron surgiendo, hubo
tres "no-delicias" que rememoro especialmente,
con una sonrisa: primero la del cantito..., que no fue en Tandil 1 sino en el
campamento del invierno anterior, en Brownsea
(Moreno); la segunda sí ocurrió en Tandil 1 y la
tercera un verano en Icho Cruz, tres años más
tarde...
Polenta de Murciélago:
no me tocó probarla a mí, sino al otro dirigente
y creo que también al Jefe de Grupo. Ésta
fue en Moreno. La patrulla de Mapache Leal
cocinó una polenta tipo arena; impasable.
De allí quedó el cantito "que le den, polenta de
Murciélago..."
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Fideos de la León:
una de las cenas en Tandil 1, a la patrulla
especial que conducía León Místico, no le
alcanzó la leña juntada y sus fideos quedaron
crudos. La experiencia nos enseñó que no
conviene comer fideos crudos (aflojan bastante
el intestino). Y entre los fideos se
habían colado pastos. Con la falta de
iluminación, todos parecen fideos... me acuerdo
tirando de un "fideo" duro que no terminaba de
tragar y sintiendo como se arrastraba por todo
el esófago hasta salir pa' fuera (era un pasto).
Lentejas de la Puma:
en Córdoba, una noche la Puma cocinó por demás
un apetitoso guiso de lentejas. Y las del
fondo se tostaron tanto, que aquel esperado
sabor deleitante se fue por completo y quedó una
especie de sopa amarga con gusto a carbón.
Y hay que buscar mucho
para encontrar recuerdos como estos en las
comidas de la TS, porque suelen ser de lo mejor.
Aquellos sabores
resultaron "extraños", pero todos esos recuerdos
son muy queridos y los guardo con enorme afecto. |