Aunque la tierra del suelo del hermano planeta promete ser trabajable, no
conocen su comportamiento frente a lluvias y vientos, ni su fragilidad ante
fuerte sequía y larga exposición al fuerte Sol. Decides pues emplear los
ladrillos de aleación para edificar. Sabes que algún otro factor repetido entre
las naves de primera generación que ya no están, debió ser el causante de los
decesos, ya que la estabilidad química del cobalto-cerio no da lugar a dudas o
hipótesis fantásticas sin base científica.
El equipo aún vivo cuenta con unos cincuenta especialistas en pionerismo, pero
la mano de obra abunda y los deseos de la casa propia en Venus en los corazones
de cada terrícola son suficientes para llevar adelante el ensamblaje de una
ciudad completa.
Reunido con los pioneros principales delimitan los sectores habitables según el
terreno. Trazan caminos primarios y modelan medios de transporte para media
distancia.
El equipo de esteronautas sobreviviente parte en reconocimiento de los
alrededores lejanos.
Los alimentistas buscan urgidos tierras fértiles para hortalizas y ensayan
mutaciones genéticas en pro de fortalecer la capacidad de adaptación de éstas.
Los embriones congelados se clonan y pronto aparecen los primeros terneros
venusinos y las gallinas y los chanchos. |
A causa de los fuertes vendavales que azotan vuestra planicie, emprenden la
construcción de viviendas tipo iglú. La protección térmica brindada por éstos
los aislará tanto del calor mañanero como del frío nocturno.
La primera noche no hay Luna... y nunca la habrá –reflexionas con el pesar de tu
melancolía de la Tierra ausente.
Estás arrodillado sobre el polvo gris del suelo contando piedritas entre tus
dedos, cuando asoman los primeros rayos de sol encandilantes. Tus oídos sienten
la paz pero... sienten algo más. Una ansiedad cruel se apodera de tu mente hasta
que lo reconoces. Aquel vibrar. ¡Aquel zumbido! De todos lados. ¡de las casas
iglú! nace el sonido que presagia destrucción. Al igual que las naves los
refugios tiemblan y poco después comienzan a estallar.
Los gritos cubren todo. El desgarro. El llanto. De alguna forma la aleación
reacciona con algo, pero no sabes que; ni lo sabrás, porque eres uno de los
últimos que quedaban vivos hasta donde pudiste ver, en el momento en que un
filoso trozo de metal te cortó de cuajo y acabó con tu vida.
FIN |